El creciente uso de antidepresivos provoca un debate político

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Las prescripciones de antidepresivos, en particular los inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina (ISRS), han aumentado dramáticamente en los últimos años, atrayendo la atención de los funcionarios de salud pública y provocando controversia política. Lo que alguna vez fue un tratamiento principalmente para adultos se ha vuelto cada vez más común entre los jóvenes, especialmente después de la pandemia de COVID-19, con tasas que aumentan casi un 64% en algunos grupos demográficos.

El cambio en las recetas

El aumento en el uso de antidepresivos es particularmente notable entre las mujeres jóvenes, mientras que las prescripciones para los niños en realidad han disminuido. Esta tendencia coincide con un mayor debate sobre la salud mental en las redes sociales, donde el autodiagnóstico se ha vuelto más frecuente, pero los antidepresivos siguen siendo imperfectos: aproximadamente la mitad de los pacientes no ven mejoras con ellos.

El uso de antidepresivos no está exento de riesgos. Si bien pueden salvarles la vida a algunos, otros experimentan efectos secundarios como letargo, entumecimiento emocional y disfunción sexual. La interrupción también puede ser difícil, ya que los síntomas de abstinencia varían desde un malestar leve hasta una ideación suicida grave.

Escrutinio político y desinformación

El debate se ha intensificado con el surgimiento del movimiento “Make America Healthy Again” (MAHA), encabezado por el Secretario de Salud y Servicios Humanos, Robert F. Kennedy Jr. Kennedy ha hecho afirmaciones sin fundamento que vinculan los antidepresivos con tiroteos masivos y ha afirmado falsamente que son más adictivos que la heroína. Estas afirmaciones no tienen base científica; Los ISRS no producen los mismos picos de dopamina que las sustancias adictivas, aunque pueden ocurrir síntomas de abstinencia en aproximadamente el 15% de los pacientes.

La FDA también ha planteado dudas sobre el uso de antidepresivos durante el embarazo, aunque el Colegio Estadounidense de Obstetras y Ginecólogos sostiene que los riesgos de la depresión no tratada superan los posibles efectos fetales.

El panorama más amplio

La politización de los antidepresivos no es nueva. Cuando surgió Prozac por primera vez, surgieron preocupaciones de que se convirtiera en un pacificador social. Estas preocupaciones se desvanecieron pero han resurgido en el clima actual.

El aumento de las prescripciones de antidepresivos refleja un aumento real de los sentimientos de tristeza y desesperanza reportados, particularmente entre los jóvenes de comunidades marginadas. La cuestión central es una auténtica crisis de salud mental, no simplemente una prescripción excesiva.

El peligro radica en difundir información errónea. Si bien es válido cuestionar la prescripción excesiva de antidepresivos, vincularlos falsamente con la violencia perpetúa el estigma y desalienta a quienes podrían beneficiarse de buscar ayuda.

Al final, se necesita un debate responsable para equilibrar las preocupaciones legítimas sobre los posibles efectos secundarios y la prescripción excesiva con la realidad de que la salud mental es una crisis creciente y los antidepresivos pueden ser un tratamiento necesario para muchos.