El ejecutivo de OpenAI da marcha atrás en los comentarios sobre un posible rescate gubernamental

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Los comentarios recientes de los ejecutivos de OpenAI sobre la posible asistencia gubernamental para la expansión masiva de la infraestructura de la compañía han provocado una rápida reprimenda pública y un cambio notable en los mensajes. Tras una propuesta rápidamente retractada de garantías de préstamos gubernamentales, el director ejecutivo Sam Altman ha declarado públicamente que OpenAI no quiere ni espera ese apoyo, destacando una aclaración significativa en la estrategia financiera de la empresa.

El origen de la controversia: las necesidades de infraestructura de OpenAI

Los ambiciosos objetivos de OpenAI, impulsados por el desarrollo y la implementación de modelos de inteligencia artificial de vanguardia, requieren una inversión sustancial en centros de datos y potencia informática. Los ingresos anuales actuales de la compañía rondan los 20 mil millones de dólares, mientras que los costos asociados con estos avances tecnológicos se han acumulado hasta la asombrosa cifra de 1,4 billones de dólares.

Propuesta inicial y aclaración posterior de la directora financiera Sarah Friar

Durante un evento del Wall Street Journal, la directora financiera de OpenAI, Sarah Friar, sugirió que el gobierno de Estados Unidos debería proporcionar un “respaldo” para los préstamos de infraestructura de la empresa. Esto implicaría que el gobierno garantizara los préstamos, lo que significa que los contribuyentes serían responsables si OpenAI incumpliera. Fraile argumentó que esto reduciría los costos de financiamiento y permitiría a la empresa acceder a más deuda.

Sin embargo, después de que el clip de los comentarios de Friar circulara ampliamente en línea y enfrentara críticas, rápidamente se retractó de su declaración y aclaró que OpenAI “no busca un respaldo gubernamental para nuestros compromisos de infraestructura”. El término “respaldo”, según Friar, había “enturbiado el punto”.

Un coro de rechazo: Sacks y Altman opinan

La propuesta inicial enfrentó rápidas críticas, particularmente después de que el zar de la IA del ex presidente Trump y el destacado capitalista de riesgo de Silicon Valley, David Sacks, descartaran públicamente la idea. Sacks enfatizó que Estados Unidos tiene varias empresas importantes de inteligencia artificial y que si una falla, otras ocuparán su lugar. También afirmó que el enfoque del gobierno debería centrarse en simplificar los permisos y la generación de energía.

Haciéndose eco de los sentimientos de Sacks, el director ejecutivo de OpenAI, Sam Altman, publicó un extenso artículo sobre X, afirmando que OpenAI no quiere garantías gubernamentales y cree que los contribuyentes no deberían verse afectados por los rescates. Añadió que las discusiones sobre garantías de préstamos han tenido lugar sólo en el contexto de apoyar la construcción nacional de plantas de fabricación de semiconductores (“fabs”), un esfuerzo al que OpenAI ha respondido y estaría encantado de contribuir.

La tendencia subyacente: costos de infraestructura de IA e inversión gubernamental

Esta controversia subraya una tendencia más amplia en la industria de la IA : la tremenda carga financiera que supone desarrollar y mantener modelos avanzados de IA. La necesidad de una infraestructura informática cada vez más potente, junto con los crecientes costos de la energía y las complejidades de la cadena de suministro, está empujando a las empresas a explorar varias opciones de financiación.

También es evidente el interés del gobierno en apoyar el desarrollo nacional de la IA. Existe un reconocimiento cada vez mayor de la IA como un activo estratégicamente importante y los responsables de la formulación de políticas están buscando activamente formas de impulsar la industria. Sin embargo, la cuestión de si el apoyo financiero directo en forma de garantías de préstamos es el enfoque adecuado sigue siendo objeto de debate.

¿Qué sigue para OpenAI?

A raíz de este desacuerdo público, es probable que OpenAI enfrente un escrutinio persistente con respecto a su estrategia de financiación. El firme compromiso de Altman de evitar los rescates gubernamentales sugiere que la empresa dará prioridad a fuentes de financiación alternativas, como inversores privados y asociaciones. Los ejecutivos de OpenAI pueden esperar una presión continua para aclarar cómo planean financiar su ambiciosa expansión multimillonaria.

En última instancia, el rechazo de la propuesta de OpenAI resalta la compleja relación entre la innovación privada y el apoyo gubernamental en el campo de la inteligencia artificial en rápida evolución. Parece que la opinión predominante es que el mercado, no los fondos de los contribuyentes, debería determinar los ganadores y perdedores en la carrera de la IA.